Las cifras de fallecidos por coronavirus en Cataluña prácticamente duplican las proporcionadas hasta ahora por la Generalitat. El número de víctimas mortales desde el comienzo de la pandemia se eleva a 7.097, según un nuevo sistema de recuento adoptado por el Departamento de Salud del gobierno autonómico, basado en información aportada por las empresas funerarias.
Del total de víctimas declaradas por las funerarias, 1.810 han fallecido hasta ahora en residencias de mayores, 62 en un centro sociosanitario y 456 en un domicilio, mientras que los restantes han muerto en hospitales o son casos “no clasificables por falta de información”, según ha reconocido la Consejería de Salud en un comunicado.
La nota incluye el sistema de recuento utilizado hasta ahora por la Generalitat, con los datos de defunciones dados sólo por los hospitales, y que cifra en 3.885 el número de víctimas hasta la fecha. Aunque la realidad es que son prácticamente el doble.
Los contagiados pueden rondar los 100.000
Por lo que respecta a los contagios, 39.375 personas han dado positivo de esta enfernedad, confirmados mediante pruebas diagnósticas: test rápido o PCR–. Al margen de ello, hay otros 55.457 casos posibles de personas con síntomas y que un facultativo clasifica así. Una cifra, esta última, que los responsables del departamento de Salud de la Generalitat no habían dado hasta ahora, y que sumada a la anterior, se acercaría a los 100.000.
En el caso de los centros hospitalarios, además de los 3.855 fallecidos en ellos; otras 2.798 personas han sido ingresadas graves –actualmente son 1.307– y las altas hospitalarias hasta este miércoles son 17.297.
De todos los casos positivos, 5.712 son profesionales sanitarios y 5.755 profesionales de residencias.
Casi 2.000 fallecidos en los geriátricos
Por lo que respecta a los geriátricos, donde han perdido la vida por coronavirus 1.810 personas, hay hasta ahora 5.229 residentes que han dado positivo de Covid-19 y 7.069 son casos sospechosos.
La Consejería de Salud proporcionaba hasta ahora sólo las defunciones en hospitales, a las que ahora se suman las producidas en residencias y domicilios, hecho que, según admiten, comporta “un aumento evidente” de defunciones.